Parecía algo de ciencia ficción pero ya está aquí. La realidad aumentada está a un paso de revolucionar las posibilidades de interacción con la información. Lo que hasta ahora parecía impensable puede hacerse ahora posible gracias a los dispositivos que añaden información virtual a la información física ya existente.
Las aportaciones que ofrece la realidad aumentada ya pueden verse en publicidad, donde cada vez son más las marcas que proponen a sus clientes que se conviertan en los protagonistas de sus anuncios desde casa a través de su página web y con el único requisito de tener una webcam. Otras prestaciones aparecen en los teléfonos móviles. Éstos al enfocar un edificio, devuelven por ejemplo información sobre la estación de metro más cercana y comentarios de gente sobre tiendas y restaurantes cercanos. La aplicación reina de la realidad aumentada (iPhone y Android) es Layar, que funciona a través de ‘layers’ (capas) que van proporcionando datos del lugar en el que se encuentre el usuario. En el caso de iPhone, Aurasma se lleva la palma. Permite tomar una foto a una foto, revista, catálogo y ésta se convierte en un vídeo 3D. En el mercado existe una amplia variedad de aplicaciones que van desde el Google Sky Map, ideal para el estudio de astronomía al WordLens, que traduce las palabras que aparecen en una foto, pasando por TwittAround, que permite rastrear todos los tweets que se están publicando alrededor de una zona determinada en tiempo real. Más recientemente, Google ha diseñado unas gafas de realidad aumentada con acceso a la red. Con ellas se pueden hacer fotos, iniciar videochats y mostrar direcciones a la voz del usuario. Microsoft también se ha apuntado a esta nueva ola con Microsoft Mirage Table, una mesa con superficie curva que permite interactuar con objetos reales y puede ser utilizada de forma colaborativa entre varios usuarios compartiendo y contenidos virtuales sin necesidad de que dos personas se encuentren frente a frente.
No obstante la realidad aumentada es aún una tecnología en ciernes. Queda mucho camino por recorrer y en esa trayectoria se desarrollarán infinidad de aplicaciones multimedia tales como holografías, publicidad totalmente interactiva o dispositivos que sustituyan a los navegadores en los coches, entre otros.