El inbound marketing no es un concepto nuevo, pero sí poco conocido en nuestro mercado. El término, que ha adquirido auge en los últimos
tiempos, apunta a una nueva línea de acción; en lugar de ‘bombardear’ a los usuarios con herramientas clásicas (marketing directo, publicidad etc), el inbound pretende estar presente aportando soluciones e ideas que se adapten a las de nuestro target y que sea éste quien dé con nosotros. Esto se consigue mediante una buena reputación online, así como teniendo visibilidad en motores de búsqueda (Google), blogs, foros y redes sociales. El mundo 2.0. ha permitido a las empresas estar donde los clientes buscan información y por tanto, dar con nosotros mediante una publicidad interactiva.
El trabajo del inbound marketing se centra en ofrecer contenidos de calidad para atraer a los consumidores y tener relevancia para que nos encuentren. Otro de los retos que plantea el inbound es conseguir que cada visita se convierta en el inicio de un diálogo que derive en una situación de negocio. Una vez recopilados los datos de nuestros posibles clientes, el paso final nos llevaría a monitorizar nuestro tráfico con el fin de compararlo con la competencia y optimizar nuestras ofertas.
El inbound surge, entre otras cuestiones, ante la negativa de los consumidores a ser interrumpidos por los medios publicitarios tradicionales. Otro de los factores son los cambios de comportamiento de los consumidores en el hábito de compra. Los clientes cada vez más apuestan por adquirir productos en la red y pedir información y consejo a sus contactos mediante redes sociales. Como decíamos antes, no se trata de algo nuevo. La idea como tal, se remonta a los años 60 en un intento de satisfacer y retener clientes en el tiempo y el término como tal fue acuñado por Hubspot algunas décadas después. Pero ha sido con la llegada de Internet y la revolución tecnológica cuando esta técnica ha cobrado una mayor dimensión.