¿Por qué el comercio electrónico en España no termina de despegar? Es cierto y es una realidad que, año tras año, el comercio electrónico en nuestro país alcanza cifras récord. Y, pese a la crisis, ha sido el único sector que ha salido airoso del paso huracanado de la recesión financiera que nos ha azotado estos últimos dos años. El último dato aportado por la Asociación Española de Comercio Electrónico (Aecem) lo corrobora: España facturó en 2009 entre los 6.000 y los 6.500 millones de euros. Una cifra espectacular si la comparamos con el ejercicio de 2007, en el que se recaudaron unos 4.500 millones.
Es un comercio joven, no hace ni diez años cuando se empezaban a escuchar las primeras voces en nuestro país que hablaban de un nuevo fenómeno llamado E-Commerce. Es joven, sí, pero ¿es un comercio inmaduro? Existen numerosos factores que ralentizan la penetración del comercio electrónico en el mercado español y que, hoy en día, sitúan a España entre los últimos países de la Unión Europea en venta electrónica. Así, según datos de Aecem, sólo el 23 % de la población realizó algún tipo de transacción en la Red, una cifra por debajo de la media europea que se sitúa en torno al 37%. Y aún más ínfima si la comparamos con los países de la UE con más disciplina en este campo: Inglaterra, el 66%, y Holanda, un 63%.
¿Qué problemas tiene el comercio electrónico en España?
Ronan Bardet, CEO profesional y organizador de la próxima Expo E-Commerce, que se celebrará en Madrid los días 8 y 9 de junio, asegura que el ‘desconocimiento’ es uno de los grandes problemas del comercio electrónico en España. Actualmente, se estima que existen cerca de los 9 millones de usuarios españoles que compran online, un público que va creciendo gracias al poder adquisitivo que poco a poco van tomando los jóvenes, que han ido creciendo al mismo tiempo que las nuevas tecnologías y, por lo tanto, confían en esta vía para la adquisición de productos o servicios.
Y es aquí donde nos topamos con otro hándicap del e-commerce en España: la desconfianza. Son, principalmente, las personas mayores de 40 años las más reacias a comprar online, cuyos motivos suelen ser a menudo: ‘no aportar datos bancarios en Internet por temor a que se los roben’, ‘no tener las mismas garantías, por ejemplo, en la devolución de un producto’, ‘miedo al timo’, etc. Aún así, la llegada de nuevas generaciones está propiciando que el comercio electrónico crezca a una gran velocidad.
No obstante, Bardet confiesa que en España se está dando una situación que “no ocurre en ningún otro país de la Unión Europea”. Bardet se refiere a la importante “falta de oferta ante una demanda cada vez más consolidada”. El público español pide, cada vez más, productos online pero no existe aún un amplio catálogo de empresas que se hayan pasado al ‘lado online’ para vender sus productos y servicios. En este sentido, Bardet reivindica a las empresas que sean “más innovadoras” y den el salto definitivo a Internet, un ámbito en el que se moverán, en un futuro no muy lejano, la mayor parte de las transacciones económicas.