El concepto ‘Cloud computing’ o ‘nube’ se ha introducido en nuestras vidas casi sin darnos cuenta. Existen muchas definiciones alrededor del término, pero todas coinciden en que se trata de un dispositivo que permite a los usuarios obtener servicios a través de Internet. Es decir, la nube sería todo aquello que está fuera de nuestro ordenador. Su utilización es sencilla: a través de un usuario registrado accedemos a alguna de las plataformas de clouding existentes y allí tendremos a nuestra disposición todos los archivos que previamente hayamos guardado. Actualmente existen numerosos ejemplos en el mercado: Dropbox, Ubuntu One, Skydrive… El último en aparecer ha sido Google Drive, cuyo lanzamiento es inminente.
La principal ventaja de este servicio radica en que el usuario no tiene que instalar ningún tipo de hardware y puede tener acceso al material alojado desde cualquier parte, sin importar dónde nos encontremos. Además del don de la ubicuidad, la nube ofrece también la posibilidad de que varias personas puedan interactuar conjuntamente y al mismo tiempo con un único documento. Sucede, por ejemplo, con Google Docs, una nueva forma de entender el trabajo comunitario.
Hasta el momento, compartir archivos es la principal aplicación a la que los usuarios de la nube tienen acceso, pero probablemente esto cambiará. La idea es que en un futuro el disco duro del ordenador, tal y como lo conocemos hoy, desaparezca y éste sea una simple ventana a Internet.